La semana pasada me llevé una sorpresa mayúscula cuando, paseando por la calle que va de la universidad a la transitada Sinchon Rotary, me encontré un gran cartel que decía: I LOVE PEPERO. Al igual que a los lectores españoles, a mí me vino a la cabeza ese personaje español que viste cinturón rojigualda -tiro de tópicos- y que cree que Aznar siempre ha sido lo que se llama un estadista. Aquí, en Corea, en el día del Pepero, no se emiten programaciones especiales en Telemadrid y la Cope, ni se organizan un desfile de polos en la Pachá. Aquí, no pasa de ser un día señalado (11 del 11) en el que las parejitas se regalan unas chocolatinas de la marca Pepero (빼빼로). Es una especie de San Valentín que se inventó algún creativo de publicidad del chaebol Lotte, la comapañía que vende estos palitos de galleta y chocolate. La oficiosa celebración se ha convertido una tradición que todos siguen. En este país esas excusas romanticonas tiene mucho éxito.
Por cierto, removiendo esto del Pepero he recordado una grabación mítica:
http://www.youtube.com/watch?v=cBqQUCae2cE
Por cierto, removiendo esto del Pepero he recordado una grabación mítica:
http://www.youtube.com/watch?v=cBqQUCae2cE
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