Wednesday, December 5, 2007

EL HORMIGUERO

Seúl ya no vale, no es una capital útil, se ha quedado pequeña y encerrada entre montañas. La gente se da a la rutina con un sexto sentido y unas normas tácitas que permiten abordar el día a día y evitar tropiezos. En el subterráneo, se podría caminar con los ojos cerrados durante unos pocos metros sin que nadie se tropiece contigo, han conseguido una destreza inconsciente que les permite predecir los movimientos de los otros, la distancia y el camino más corto hacia el andén o la salida. Hay puntos en los que grupos de gente en distintas direcciones se encuentran, aunque el espacio sea el justo para ese número de personas, las trayectorias no se interrumpen unas a otras y nunca se frena la marcha, sino que se recalcula el recorrido. Es la pura razón en el caos.
Los seoulitas realizan la mayor parte de sus traslados bajo tierra, en pasos subterráneos que en invierno se convierten en refugios agradables. Una estación de metro puede tener hasta quince salidas y estar conectada a ramificaciones que conducen a edificios, tiendas o simplemente funcionan como nexo entre dos aceras.
Porque en Seúl, los pasos de cebra están para los que por casualidad o despiste se han quedado en el exterior y no saben como cruzar la calle. A los semáforos hay que pillarlos como al último metro, a la carrera. Si cambia a rojo justo cuando pones el pie en el bordillo, tendrás que esperar entre 5 y 7 minutos, una eternidad en una ciudad como esta. Los coches siempre tienen preferencia y los sémaforos que regulan los pasos de cebra están la mayor parte del tiempo abiertos al tráfico rodado, de otra manera los atascos serían mucho mayores de lo que son y la ciudad sería ingobernable; autobuses, motos, coches particulares y taxis permanecerían inmóviles, helados, justo momentos antes de que la eterna paciencia del coreano desapareciera.
Y es no se oyen bocinas, en ese endiablado tráfico no se escucha apenas protesta. No tienen en cuenta lo relajante que es dar un puñetazo en el centro del volante para reñir a los desconocidos que van en los otros coches.
Esta ciudad de 20 millones de habitantes se las arregla como puede para no perderse en la locura, y lo cierto que es que la tienen bastante contenida. No se ven excesos, ni los típicos personajes que se sientan en una calle a gritar sus desgracias, Seúl es de una homogeneidad agobiante. Para sobrellevar el trajín diario se abrazan a su teléfono móvil y su pantalla de televisión-vídeo-música portátil. Es curioso observar como la mayoría de los usuarios del transporte público tienen el móvil fuera de su bolsa y lo aprietan entre sus manos aunque no lo estén usando. Es un hilo que los une con la realidad. Los amigos no se ven muy a menudo, el trabajo y el estudio son un deber ineludible.
...Y vuelta a empezar

Sunday, December 2, 2007

A TOMAR LAS CALLES!!

...Only one solution. Revolution!! Así de tajante y poco concreta es Song, funcionaria del Ministerio de Trabajo surcoreano, mientras, no para de insistir en que haga fotos a ella y a su amiga. La manifestación de hoy, a dos semanas de las elecciones presidenciales, es una especie de compilación de las anteriores. Esta vez, se protesta contra el Free Trade Agremment con USA, contra el presidente de Samsung, por estar implicado en casos de corrupción y tráfico de influencias, contra la guerra de Irak y a favor del empleo estable.


La izquierda coreana lo tiene crudo, esta vez la marcha ha sido prohibida y Han nos dice que es probable que se produzcan choques con la policía e incluso que se utilicen cañones de agua...a 2 o 3 grados centígrados, como estamos, no hace mucha gracia. Frente al cuartel general de Samsung se van concentrando cientos de personas, con fotos, carteles y banderas. Los policías, corren, arriba y abajo, cerrando y abriendo el cerco en la pequeña plaza.

La marcha comienza a dirigirse al centro de Seúl, mientras los policías abren un pasillo en una de las avenidas de la ciudad. No pasa nada, se permite la marcha. Lo mejor empieza cuando legamos a Myong-Dong, uno de los barrios comerciales más importantes y transitado de la ciudad. La mezcla de gentes, luces, vendedores y altavoces, convierte una estrecha calle de Myong-Dong en una esquizofrénica feria.


Los manifestantes, antes claramente separados por organizaciones y asociaciones, ahora se mezclan unos con otros, confundiendo consignas, carteles y banderas. Los que protestaban contra el FTA, ahora gritan por megáfonos junto con los jubilados. Los que llevan carteles y fotos grandes se colocan a los lados de la marcha para mostrarlos a los que andan por las aceras y a los que salen y entran de las coloristas tiendas. En medio, los tenderetes ambulantes se unden cada vez más en la multitud con su carga de dulces, castañas asadas y bisutería. El humo de los vendedores de pasta de arroz cocida emerge entre las cabezas de la turba, el frio son alfileres en las manos.


Para aumentar la sensación de irrealidad y caos, aparece un grupo predicadores evangelistas que gritan por los megáfonos en chino y coreano. Cargan con grandes carteles y luces en la espalda y visten una banda amarilla con cruces. Repiten una y otra vez lo mismo, mientras se abren paso en sentido contrario a la manifestación: "Los que creen en Jesún irán al cielo, los que no al infierno". La tensión parece aumentar, sobre todo porque unos minutos antes la marcha anti-capitalista se había parada frente a las puertas de una iglesia a gritar. Los policías se parapetaron delante y unos hombres rozando la ancianidad con brazaletes y gabardinas negras los comenzaron a dirigir poniéndose al frente de ellos. Daba la sensación que en cualquier momento iban carraspear y a soltar un tembloroso grito, para que comenzara la trifulca. Pero de nuevo, no pasó nada.

Dando codazos por un río de gente, rodeados de luces y gritos, conseguimos abrirnos hasta un cruce. Alli, con una camioneta se ha improvisado un escenario. Los abuelos se sientan al frente y comienza el griterío. Se reparten velas, que no pueden compertir con la decoración navideña. De repente al otro extremo de la calle aparca otra furgoneta y despliega otro escenario; viene Kwon Young-ghil !! Así, la mitad de los que habían comenzado a prestar atención al discurso se desplazan a la otra parte de la calle.

La política coreana es única, creo que ya lo dije. No os perdáis como presentan al candidato número 3 para la próximas elecciones, al laborista Kwon Young-ghil . La letra más o menos dice: EL 19 de diciembre, vota al número 3, Kwon Young-ghil !!!