Friday, November 30, 2007

LOST IN TRANSLATION

Imaginaos que de repente, tras 15 horas de viaje en avión, te sueltan en una ciudad hiperactiva, caótica y sin nada familiar. Al día siguiente y tras dormir dos horas, por efecto del jetlag, te empujan ahora a una clase donde nadie habla tu idioma, ni siquiera el recurrente inglés. Nada. Y de repente escuhas esto:

boomp3.com

Así fue mi segundo día en Corea y el primero en clases de coreano. Ni idea de leer, escribir y mucho menos hablar. Con cuatro días de restraso y con unos compañeros de clase que ya habían hecho sus pinitos con el hangul, la impresión fue de infarto. Todos repetían algo que no eras capaz de descifrar. Lo leían y tu sólo sabías que ㅣ equivalía a nuestra "i", la regla mnemotécnica era sencilla. Pero qué pasa con éstas?: ㅏㅐㅣㅗㅜ, ahora sé que son nuestras queridas a,e,i,o,u, las que aprendimos en párvulo. Éramos párvulos barbudos en una clase de nivel intermedio de coreano. Yo sólo acertaba a estirar el cuello, decir "sorry?" y poner cara de corderito degollado. "Tierra, trágame...."

Ahora ya entro en clase y saludo en coreano. Y cuando la profesora me pregunta por qué he llegado tarde puedo decirle, más o menos correctamente, "me he quedado dormido". Incluso puedo seguir la lectura en la pizarra y componer frases sencillas. Quién lo diría?

Todo es un poco más familiar y empiezo a moverme con más soltura por la ciudad. Los taxistas a veces me entienden a la primera y las 아주마 (camareras de mayor edad) saben que quiero para comer. Aún tengo mis limitaciones, pero sé leer un menú en coreano y pedir mi comida favorita (Bulgogi) . Incluso, como un coreano más, pico un poco de kimchi (no demasiado) y me hago con un Kimbap cuando aprieta el hambre y tengo prisas. Por ahora he evitado el perro pero no los calamares crudos.

Asia ahora es mi casa y muchas de las costumbres de sus gentes se han convertido en las mías. Como este mundo se mueve por estereotipos, aquí os adjunto un tema que explica qué es ver las costumbres asiáticas desde fuera. Eso sí, en Seúl se baila la "foquín gasolina" como en todo el mundo. Escuchad esta pieza para pillar el chiste:
boomp3.com

Un snack coreano: larvas de gusano caramelizadas, muy demandadas en los días fríos.

Wednesday, November 21, 2007

LA POLÍTICA BAJO CERO

Más de 1.200 surcoreanos están desplegados actualmente en la zona noroeste de Irak, conformando el tercer contingente más numeroso de la fuerza multinacional que ocupa un país desangrado por una posguerra inhumana. Las elecciones en Corea del Sur están a la vuelta de la esquina y la política está que arde. Las movilizaciones callejeras son una parte importante del márketing político coreano y son únicas por la vehemencia que se pone en ellas.

La retirada de las tropas de Irak es uno de los temas que se dirime en la Asamblea Nacional y tiene como más ferviente defensor a Moon Sung Hyun, del Partido Democratico Laborista. Este partido ya mostró su fuerza congregando, junto con los poderosos sindicatos, a más de 20.000 manifestantes frente a las puertas de la embajada americana para protestar por la firma de un Tratado de Libre Comercio entre USA y Corea. Sin embargo, el Korea Way se impuso y se destinaron 25.000 policías a contener a los manifestantes.

Por pequeña que sea la protesta la regla siempre es la misma: que el número de manifestantes no supere al de policías. Los imberbes agentes y antidisturbios forman frente a los que protestan para cumplir esos dos años en el limbo de la disciplina.

El pasado domingo, nos decidimos unir a una marcha contra la presencia de tropas coreanas en Irak organizada por el partido Laborista y formaciones de izquierdas, por curiosidad y simpatía.
Han (한) no dejaba ni un minuto que nos perdiésemos en el torrente de palabras en coreano gritado que vertía una chica de edad indeterminada por los altavoces en una plaza de Myong Dong. Han, el joven de la sonrisa gentil con la que nos explicó un día antes en el metro de qué iba todo esto, frunce el ceño y desenfoca la mirada cuando trata de explicar por qué Corea es un nido de corrupción y clientelismo. Es miembro del partido laborista.

La chica, que hace un momento estaba gritando en el micrófono de la camioneta-escenario, se encuentra frente a nosotros (los únicos occidentales entre 300 manifestantes) y nos saluda sonriendo e inclinándose. Ahora es el turno de un exmilitar coreano, dice Han. Pide la reitirada de la presencia extranjera de Irak, de Afganistán y de Líbano, ni una palabra sobre los 25.000 militares norteamericanos que se acuartelan en Corea del Sur.

Nuestro amigo nos pone en contexto. En este país la gente joven es mayormente antiamericana y apoyan una salida de las tropas americanas de sus bases, en su opinión son una fuerza de ocupación que juega a geopolítica en su territorio. Sin embargo, para los mayores, como para el militar -que ahora pide que se le repitan consiganas desde el escenario-, Estados Unidos ayudó a este país con la vida de sus caídos en la Guerra de Corea y eso no lo olvidan.

El frío no me deja pensar, estamos bajo cero, seguro. De repente, me doy cuenta que estamos rodeados de cámaras de fotos; fotógrafos ocasionales y profesionales nos acribillan a disparos de obturador, damos la nota. Los camaradas nos saludan y nos pasan carteles con lemas antibélicos. Con el frío que hace, pronto nos arrepentimos de ser tan solidarios.

La chica sube de nuevo, esta vez lanza consignas que todos repiten, incluso nosotros, Han traduce: "No a la guerra", "No a la ocupación", etc... Repentinamente, la mujer de edad indeterminada pronuncia palabras familiares como Spain, Aznar, Italia, Berllusconi, Blair .Nos giramos hacia Han, las miradas lo explican todo. Por lo visto, ha recordado las manifestaciones contra la guerra que se dieron en España, Londres o Roma y que a la postre hundieron a los respectivos presidentes (quien quiera que obvie el caso español). "Son un ejemplo para nosotros", dice Han. Los que estuvimos en aquellas marchas previas a la invasión le recordamos las cifras de aquellos días en Madrid.
La cosa va a más cuando la chica de los gritos, no sé cómo, se dirige a nosotros, concretamente a mi. Han me empuja levemente...."No querrán que hable?", la gente de las primeras filas se gira, nos jalea y aplaude. "Saluda", dice Han.Uffff.... Me inclino y en nuestro honor se grita diez veces "STOP THE WAR".

Continuará.....

Tuesday, November 13, 2007

LA PAZ DE UN PAÍS EN GUERRA


Tanto para el sur como para el norte, Corea es una y el único fin posible es que la península tenga un solo estatus que abarque desde la frontera con China hasta las islas del mar del Japón. Desde 1950 los dos países están técnicamente en guerra, sólo templada por un armisticio que ha permitido a la familia Kim perpetuarse en el poder a costa de un pueblo que se muere de hambre e ignorancia y a Corea del Sur crecer después de muchos desencantos y con una democracia joven en la que apenas empiezan a denunciarse casos de corrupción y soborno.

Los tímidos pasos hacia la firma de un tratado de paz que ponga fin a décadas de separación parecen estar a punto de dar sus frutos, aunque la soberbia puede dar al traste una vez más con la buena voluntad de los que no saben de intereses.

La guerra aquí es un velo de niebla como el que se cierne sobre Seúl los días húmedos y pesados de otoño. Al norte, un país de corte estalinista dedicado a las armas, tiene a miles de famélicos soldados fieles al Querido Líder Kim Jong Il estratégicamente acuartelados en las cercanías de Seúl y apostados a los largo del paralelo 38. Corea del Norte es un país aislado (apoyado apenas por China) que agoniza cuando llegan las lluvias.

Pero los estertores de la paz parece que van a acabar con la tensión bélica. La semana pasada los pesos pesados de Hyundai se trasladaron a Corea del Norte para mantener conversaciones directamente con Kim Jong Il, y cerrar un acuerdo de miles de millones de dólares que permita utilizar la mano de obra norcoreana (la más barata de Asia) y el intercambio comercial entre las dos Coreas. Incluso se habla de proyectos entre Pyongyang y el conglomerado Hyundai para perforar pozos de petróleo.

En el futuro, los viajes turísticos a las montañas del norte de la península se multiplicarán y la ciudad de Kaesong (a una hora de Seúl por carretera) se convertirá en el primer centro industrial de Corea del Norte.

En estas, Kim Jong Il ha decidido desmantelar sus centros de producción nuclear y de ofrecer gestos de buena voluntad a Estados Unidos. Los americanos, por su parte, decidieron hace tiempo trasladar sus bases en el centro de Seúl y llevarlas a las afueras (Corea del Sur pagará la mitad de este gasto). Además, los 28.000 efectivos que tiene el US Army en Corea pasarán 25.000 en 2008, poca cosa.

Pero la guerra sigue ahí, como la niebla. Los soldados norteamericanos, jóvenes, pelados y rosados, toman las discotecas de Hongdae e Itaewon los fines de semana. Muchos locales han decidido no tener problemas a la hora en que los oficiales pasan a recoger a los reclutas más juerguistas y cuelgan en la entrada un claro NO GI's.

Corea del Sur también tiene un poderoso ejército que se nutre con cientos de miles de jóvenes obligados a realizar dos años de servicio (después, es un requisito para encontar trabajo). Los veinteañeros pasean abrazados a sus novias, vistiendo uniforme de camuflaje entre la multitud que brega en las aceras de las calles comerciales. A pesar de todo, Estados Unidos sigue teniendo el mando de la guerra, y ante una hipotetica hostilidad del Norte, ellos serían los últimos en decidir qué hacer. De hecho, sólo desde 1994 Corea tiene el control de su ejército, de sus chavales.

La bruma se extiende dentro de casa, en el salón, en la televisión. Ahí, el canal de las fuerzas armadas norteamericanas, el AFN, dispone de una frecuencia preferente. En él se emiten discursos de militares de veteranos, consejos para mantener la disciplina tan lejos de casa, noticias sobre el estamento militar y series norteamericanas de los '80. El 1 de noviembre, por fin, algunos paquetes de cable decidieron que eliminaban el AFN de su oferta, siempre y cuando se trate de clientes civiles. En las antenas analógicas el AFN seguirá teniendo un hueco.

En Seúl, se pueden oír las arengas impreganadas del ideario Juche dirigidas al "pueblo en armas" de Corea del Norte. Sólo se necesita una televisor con el sistema PAL (el europeo) y se podrá "disfrutar" de horas y horas de desfiles militares, libelos, discursos anti-imperialistas y canciones en honor a Kim Il Sung.

Otro signo de que éste no es un país normal se encuentra en internet. Es imposible acceder a las páginas web, más o menos oficiales, de Corea del Norte, da igual donde se encuentre ubicado el website. El Comité para la Seguridad en Internet vela por que no se filtre información del enemigo. Corea del Sur es uno de los países con mayor índice de conexiones per cápita, pero, del mismo modo, mantiene una férrea censura en páginas pornográficas y norcoreanas según un informe de Reporteros sin Fronteras que denuncia "la preocupante intromisión del Estado en internet". Del mismo, modo no se puede contactar telefónicamente con Corea del Norte -ya lo he intentado-.

Corea busca la paz entre la niebla, en la zona más caliente del norte de Asia. El sábado, veré el Norte desde el lado correcto de la frontera, Panmunjon debe ser como un parque temático.

Monday, November 12, 2007

METROPOLITAN DIARY

Inauguro en la columna de la derecha uno de mis rincones favoritos en la prensa actual. No hay un lunes que me pierda METROPOLITAN DIARY del NYT (el mejor periódico que he leído). Echo de menos el privilegio de compralo por 50 centavos todos los días y leerlo al lado de los leones de la NYPL. He dejado pasar mucho tiempo para compartirlo con todos, pero ahí está por fin --------------------->

EL DÍA DEL PEPERO


La semana pasada me llevé una sorpresa mayúscula cuando, paseando por la calle que va de la universidad a la transitada Sinchon Rotary, me encontré un gran cartel que decía: I LOVE PEPERO. Al igual que a los lectores españoles, a mí me vino a la cabeza ese personaje español que viste cinturón rojigualda -tiro de tópicos- y que cree que Aznar siempre ha sido lo que se llama un estadista. Aquí, en Corea, en el día del Pepero, no se emiten programaciones especiales en Telemadrid y la Cope, ni se organizan un desfile de polos en la Pachá. Aquí, no pasa de ser un día señalado (11 del 11) en el que las parejitas se regalan unas chocolatinas de la marca Pepero (빼빼로). Es una especie de San Valentín que se inventó algún creativo de publicidad del chaebol Lotte, la comapañía que vende estos palitos de galleta y chocolate. La oficiosa celebración se ha convertido una tradición que todos siguen. En este país esas excusas romanticonas tiene mucho éxito.
Por cierto, removiendo esto del Pepero he recordado una grabación mítica:
http://www.youtube.com/watch?v=cBqQUCae2cE

Sunday, November 11, 2007

SURREALISMO COREANO (1ª parte -seguro que habrá más-)

La bandera de Corea lo refleja bien; el equilibrio: el ying y el yang; con el cielo, la tierra, el fuego y el agua cercándolos sobre fondo blanco. Para los coreanos su estandarte es la proporción, la armonía espiritual, un principio que impregna la vida diaria hasta donde puede.

En este país, Ying y Yang no se llevan bien la mayoría de las veces. En el centro, el combate es constante y la confusión entre virtud y desmadre lleva situaciones surrealistas; a veces divertidas, otras patéticas.

Los coreanos son las dos caras de la misma moneda en muchas situaciaones. Por ejemplo, son tan hospitalarios y corteses que si le comentas a alguien algún problema, y si está en su mano, te lo solucionará al instante, si no, lo hará al día siguiente. Pero, igualmente, puedes preguntarle a un taxista o a cualquiera por una dirección y es posible que salga corriendo sin contestarte (aún no he descubierto si esto lo hacen por timidez, por prisas o porque les da la gana).

Todos los hombres jóvenes aptos están obligados a servir en el ejército durante dos años. El respeto a las jerarquías es feroz y su idea del deber, a veces, no les permite grandes dosis de creatividad que les hagan salirse de la norma. La semana pasada, dos chavales vestidos con uniforme de instituto bajaban en ascensor conmigo, en el 6º, entró un señor mayor, de unos 70 años, los miró y les dijo algo así como "meteos la camisa por dentro". Obedecieron.

Los deportes también tienen un aire marcial. En el pabellón de deportes de la Univeridad Yonsei entrena el equipo de baloncesto, todos los jugadores se colocan en formación. Mientras, el entrenador, pequeño y con cara de mala ostia, les observa, se pasea, comenta algo al grupo de gigantes y luego reprocha no-sé-qué a algunos. Finalmente, el equipo se inclina ante el bajito mister, lanza el grito de guerra y rompe filas camino de las duchas.

Sin embargo, la juventud no es tan gris como pudiera parecer. Ser joven no puede ser gris y la bonanza económica les ha empujado a revelarse contra las ataduras paternalistas a su manera: conviertiéndose en fashion victims y emborrachándose hasta caer rendidos. Las tiendas de cosméticos proliferan en todas las calles comerciales, al igual que los centro de belleza y manicura. Los chicos visten de manera impecable, con el estilo de un hombre anuncio: camisa, chaleco, corbata y bolso ( sí, bolso). Las mujeres lucen una afectación de fragilidad e inocencia que las hace andar a saltitos, encogerse y taparse la boca con las manos mientras sonríen. Ambos buscan la pareja ideal, envuelta en amor ñoño.

Todo el mundo está sumergido en la era de la ubicuidad y no paran de mandar mensajitos, mientras ven en el móvil su telenovela favorita, incluso en el metro, donde hay cobertura. La mayoría están ausentes y no se desvían de la pantalla ni cuando pasan ciegos, minuválidos o abuelas demacradas pidiendo unos wones y cargando un radiocassete que reproduce una canción lastimera.

Las borracheras, son cosa aparte. No es generalizable, pero se ven melopéas épicas, y sobre todo en mujeres. En Corea toda la movida nocturna está dominada por el Hip Hop, no se escucha otra cosa. No sé dónde beben tal cantidad de alcohol, pero durante los fines de semana en las calles yacen mujeres sin consciencia y novios borrachos que intentan levantarlas. Se tiran al suelo, se levantan y caen de espaldas, se duermen, se depiertan y se besan. No llaman a una ambulancia porque aquí la sanidad pública no existe y hay que pagar el viaje y la B12.

De vuelta casa, un poco más de surrealismo coreano en el torbellino del ying yang en una calle llena de bares oscuros y sucios, junto a puertas rojas y letreros con dibujos de mujeres. Al menos 200 metros de antros que, aunque estén llenos de luces tintineantes, siguen siendo oscuros.Al lado de uno de ellos aparece una cruz. Es una iglesia de estas que aquí se ubican en cualquier parte.